Tambores de guerra en Gaza

Sigue la presión sobre la población civil. Con o sin treguas, con o sin conversaciones, la miseria impera, la lucha por la supervivencia se va convirtiendo en la única ley, y la consecuencia es la violencia social, la conversión de una sociedad civilizada en una amalgama de anarquía y violencia.

Los elementos de convivencia organizada se diluyen ante la imposibilidad de actuar los poderes públicos, privados totalmente de medios para ello.

La desesperación ante la absoluta falta de perspectivas de futuro lo quema y consume todo. La violencia se impone, como consecuencia de las condiciones impuestas desde fuera.

Los ataques israelíes pueden ser, desgraciadamente, premonitorios. Este verano, que está a punto de iniciarse, puede ver una guerra contra Gaza. Hay sectores importantes del Tsahal interesados en ello, como medio de hacer olvidar la desastrosa - en todos los sentidos y para todos - guerra contra el Líbano.

Si esto sucediera, sabemos ya quienes serán las víctimas. La población civil es siempre la que pone la mayoría de los muertos, y la población civil palestina más que ninguna otra.

Los tambores de guerra suenan cercando la desgraciada franja de Gaza. Los tambores de guerra anuncian la destrucción, la muerte, el dolor, el luto e, inevitablemente, los deseos de venganza.

Quizá, sólo quizá, aún tengamos tiempo de evitarlo.