7.6.06

Rajoy, solo contra la posibilidad de paz


Ayer a última hora de la tarde, al finalizar la tercera sesión del solemne Debate sobre el Estado de la Nación, se volvió a demostrar en el hemiciclo del Congreso de los Diputados la aislada soledad del PP de Rajoy en la, quizá, más importante cuestión a la que nos enfrentamos en esta legislatura.
Todos los grupos parlamentarios, excepto el PP, rechazaron la propuesta de resolución que trataba de impedir cualquier avance en el largo y dificil camino para alcanzar el final definitivo de la violencia.
La ruptura de la unidad de los demócratas que, en forma buscadamente solemne, anunció poco antes Rajoy puede quizá hacerle recuperar el favor de la ultra derecha que le criticó por su intervención el martes pasado, cuando buscó la salvación en la campana.
Casi seguro que su cotización en los cenáculos y las cavernas de la extrema derecha habrá aumentado, pero a costa de enterrar definitivamente cualquier posibilidad de representar a la opinión de centro, aunque pueda concentrar numerosos secuaces en las calles.
Lo peor, sin embargo, no es ésto. No es el desequilibrio que se introduce en el sistema de representación política, es dar a aquellos partidarios del terror que puedan oponerse a la paz, la satisfacción de la fractura del frente democrático contra la violencia.
Frente a ello, la actitud responsable de Rodríguez Zapatero, ofreciendo el diálogo, afirmando la existencia de las condiciones necesarias para iniciar las negociaciones, pero aplazando la comunicación al Congreso para intentar recabar el apoyo del PP.
Frente a quien busca serenamente la paz, quien busca la destrucción del Gobierno, aunque sea a costa de destruir la esperanza de la paz.