Ehud Olmert está en campaña
Es cierto que algun sondeo electoral de los últimos días anunció un determinado declive de las expectativas electorales de Kadima, el partido del Primer Ministro en funciones Ehud Olmert. Es indiscutible que estas circunstancias ponen de los nervios a los afectados.
Pero soy de los que creo que los fines no justifican los medios.
El asalto a la cárcel de Jericó, bajo administración exclusiva palestina, aunque un acuerdo internacional establece que la custodia corre a cargo de efectivos británicos y estadounidenses - que, por cierto, abandonaron el lugar justo antes del asalto del Tsahal -, no parece ser un medio éticamente proporcionado para obtener una remontada electoral, fuera cual fuera la acusación que pesara sobre alguno de los internos, cuya actuaciones, de ser ciertas, no justifico de ninguna manera.
Los muertos, los heridos, la humillación reiterada a los palestinos pueden - por desgracia - proporcionar algún voto o impedir el paso de alguno al Likud. Si añadimos a ello el desprecio a las normas del Derecho Internacional, la posibilidad se refuerza. En estos momentos hay que reconocer que quizá el cálculo electoral sea exacto, aunque lo indiscutible es que han conseguido ya un claro aumento de la violencia y un deterioro sustancial de la situación política y de seguridad. La melancolía que esto nos puede provocar como consecuencia de la meditación sobre la condición humana es plenamente comprensible, pero no podemos quedarnos en ello.
La melancolía puede producir apatía, y esto es lo último que necesitamos. La indignación por sí sola no sirve tampoco para mucho.
Deberíamos de combinar la comprensible melancolía con la indignación ética, y obtener de ambos sentimientos el impulso para la denuncia y para la acción política.
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