8 de marzo

La tradición de las izquierdas quiere que el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, conmemoremos la huelga de 40.000 trabajadoras del textil en Nueva York, declarada el 8 de marzo de 1854, en reclamación de la reducción de la jornada de 16 horas, y que recordemos también la muerte de las 129 trabajadoras de la empresa Cotton, de Nueva York, que perecieron en el incendio provocado por el empresario en 8 de marzo de 1908, en respuesta a la huelga convocada y seguida por las trabajadoras.

La conmemoración no puede quedar simplemente en ésto, sino que debe de servir de acicate para continuar en la interminable lucha para conseguir el reconocimiento y el respeto de los derechos de las mujeres y de las trabajadoras, que se extienden más allá de lo laboral y deben de comprometernos a todos en contra de cualquier forma de violencia de género.

Pero la conmemoración también es recuerdo, del que sacar enseñanzas, y creo que todos debemos de reconocer que sin las luchas concretas - políticas y sociales - de las mujeres, los derechos de todos no serían los que ahora son.

Sin los derechos de las mujeres, los derechos del hombre no son realmente derechos humanos.