El (mal) uso de la lengua
"Dícese de la utilización de la existencia de distintos idiomas cooficiales para intentar el enfrentamiento entre ciudadanos, con la finalidad última de desgastar al Gobierno."
Esa podría ser la definición de un hipotético diccionario político de actualización inmediata, reaccionando automáticamente ante las últimas aventuras populistas del PP.
En esta acepción usó mal la lengua el Partido Popular en la tarde noche de ayer, 8 de febrero, cuando en el Congreso de los Diputados hizo salir a la tribuna a una diputada catalana y catalanoparlante, para sembrar la cizaña, mentir a conciencia de estar faltando a la verdad - dado su conocimiento directo del tema - y tratar de difundir algo que, si no fuera tan grave, podríamos calificar de leyenda urbana sobre una supuesta persecución de los ciudadanos que se expresan en castellano en Cataluña.
Los que llevamos toda la vida viviendo en Cataluña sabemos que la situación del uso de las lenguas es absoluta y totalmente pacífica, que la convivencia - concepto que ahora pretenden monopolizar los que la obstaculizan - es ejemplar y cordial, y que los que vienen de fuera se asombran ante la proliferación de las conversaciones bilingües que se producen en la calle, en los medios de transporte, en las oficinas y otros lugares de trabajo, e incluso en la hostelería. Aquellos que gozan de suficiente intimidad con algún ciudadano o ciudadana de Cataluña saben que la convivencia lingüística se produce también en los hogares, entre los miembros de la familia. Todos sabemos también - aunque algunos intenten negarlo - que el sistema educativo catalán es esencialmente antidiscriminatorio también en lo relativo a la lengua, dejando a parte alguna posible infracción de la Ley que se pueda producir en alguna de las escuelas, que se cuentan por millares.
¿Qué ocurre, entonces, para que luego de largos años de pacífica convivencia y ausencia de discriminación contra lengua alguna, se intente crear un clima de enfrentamiento por esta causa?
Me atrevo a responder que hay que buscar la causa en la conciencia del PP del agotamiento de los efectos de la prédica constante del apocalipsis como consecuencia del Estatuto de Cataluña, que va avanzando en su democrática andadura parlamentaria, pese a las mesas petitorias de la derecha enfrentada al Parlamento.
Ante esta situación había que buscar un nuevo filón de ataque desde la incapacidad de asimilar los procedimientos y resultados democráticos, y el providencial director del periódico que dicta las políticas de la derecha dió la pista definitiva hace ya un tiempo: la lengua; la lengua que excita pasiones y sentimientos; la lengua sobre la que es posible mentir porque no queda registrado el uso oral; la lengua que permite la orquestación rápida de campañas, por más burdas que sean; la lengua cuya situación de uso real es imposible constatar desde la distancia. La lengua llamada a ser la salvación de la derecha.
¿Puede alguien realmente creer que con sólo tres conflictos judiciales sobre lengua en los largos años del actual sistema educativo catalán, no responda a una campaña organizada la existencia de 450 denuncias ante el Defensor del Pueblo en tres meses?
Peligroso juego el de la derecha de este país; peligroso para la convivencia; peligroso para el buen funcionamiento de las instituciones democráticas, utilizadas por algunos de sus miembros para atacar el sistema; pero peligroso también para quien lo ejerce, puesto que como decía mi abuela "S'atrapa abans a un mentider que a un coix" (se descubre antes a un mentiroso que a un cojo).
2 Comentarios:
Jordi,
Totalment d'acord amb les teves afirmacions resosecte a l'ús manipulador i vergonyós del tema lingüística català per part del PP.
Només em sap greu que els diputats catalans del grup socialista no hagin votat en contra, com la majoria dels altres catalanoparlants de la cambra, de l'expressió "lengua valenciana" en l'Estatut reformat dels nostres cosins valencians.
Això pot fer molt de mal perquè dóna ales a la dreta valenciana a continuar predicant que el català i el valencià soón llengües diferents. Sort que els tribunals no es deixen arrossegar per consideracions polítiques!
¿Podeu encara rectificar la vostra posició al Senat?
Miquel Strubell
mstrubell@uoc.edu
Hi ha fets socials i de la realitat física que són immunes al que diguin les lleis.
Catalunya és una nació, i de Salses a Guardamar i de Fraga a Maó parlem la mateixa llengua.
L'idioma valencià - que és el que diu l'Estatut pactat per la immensa majoria dels diputats de les Corts Valencianes - és, per a nosaltres una altra manera de dir idioma català. Cal reconèixer que de sempre, els valencians n'han dit valencià.
D'altra banda, no podem oblidar que aquest Estatut és el que estableix en el que tècnicament se'n diu "bloc de la constitucionalitat" el paper de l'Acadèmia Valenciana de la Llengua.
Res de seccesionisme lingüístic, per tant, en el que han volgut la majoria dels ciutadans i ciutadanes del País Valencià.
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