Ojos de topo

Así ha calificado María Teresa Fernández de la Vega la visión de la oposición practicada por el PP en la sesión de control al Gobierno de esta semana en el Congreso de los Diputados.

La rotundidad de la expresión me mueve a romper mi costumbre de no hacer crónica parlamentaria, que tan buenos cultivadores tiene.

Además de rotunda, me parece acertada, objetiva, e incluso moderada, la definición de la Vice Presidenta Primera del Gobierno.

La fórmula de cargar contra el Gobierno es correcta y apropiada para la misión de la oposición política. Cuando esta carga permanente pierde de vista la verdad - la objetividad en su descripción es tan difícil que no me parece exigible - y utiliza cualquier mentira, empiezan los problemas de ética política, que se agudizan cuando se hace oposición con desprecio de la verdad en asuntos económicos en un momento como el actual, en que la sospecha de que pueda ser verdad lo que dice el PP puede producir unos efectos económicos desastrosos con perjuicio no para el Gobierno, sino para la economía en general y para el conjunto de los ciudadanos.

Esta falta de visión de largo alcance es algo voluntario y, por tanto, poco disculpable, aunque sea cierto que han existido siempre jóvenes ambiciosos poco sensibles a los discretos encantos de la verdad.

En vena de comparaciones zoológicas, seguramente esta oposición sería descrita por el magnífico escritor, agudo cronista parlamentario y dudoso ciudadano Josep Pla, como de vuelo gallináceo.

Entre la visión aguda del topo y el majestuoso vuelo de la gallina anda la oposición en su práctica de insensibilidad absoluta a la verdad.