América gira a la izquierda
Los pueblos de América han ido votando a lo largo de los últimos tiempos, en el ciclo de renovación de mandatarios que afecta a casi todas las repúblicas americanas.
La inmensa mayoría se ha pronunciado a favor de las opciones que se perciben, y realmente son, de izquierda.
Un somero repaso nos da como resultado que, de Río Grande al Sur, los dirigente electos en el espectro de la izquierda son Daniel Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional, en Nicaragua; Hugo Chávez, del Movimiento Quinta República, en Venezuela; Rafael Correa, de la Alianza País, en Ecuador; Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, en Brasil; Evo Morales, del Movimiento al Socialismo, en Bolivia; Tabaré Vázquez, de Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría, en Uruguay; Néstor Kirchner, del Partido Justicialista, en Argentina; y Michelle Bachelet, del Partido Socialista, en Chile.
Nos encontramos, es cierto, ante un amplísimo espectro ideológico y político, pero claramente escorado a la izquierda, con una clarísima preocupación social y un interés prioritario indudable por la suerte y las condiciones de las fracciones más desfavorecidas de sus pueblos.
Todos esos mandatarios deberán de coincidir en el ejercicio del poder al menos hasta 2010.
Sería conveniente que tan amplia mayoría de izquierda americana generara sinergias suficientes para lograr una rectificación en el rumbo político del continente, y para poner las bases para una política transformadora de la realidad social en el área.
Me parece que la Internacional Socialista debería de ocuparse del asunto, y aportar las ayudas y la solidaridad necesarias al efecto.
La inmensa mayoría se ha pronunciado a favor de las opciones que se perciben, y realmente son, de izquierda.
Un somero repaso nos da como resultado que, de Río Grande al Sur, los dirigente electos en el espectro de la izquierda son Daniel Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional, en Nicaragua; Hugo Chávez, del Movimiento Quinta República, en Venezuela; Rafael Correa, de la Alianza País, en Ecuador; Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, en Brasil; Evo Morales, del Movimiento al Socialismo, en Bolivia; Tabaré Vázquez, de Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría, en Uruguay; Néstor Kirchner, del Partido Justicialista, en Argentina; y Michelle Bachelet, del Partido Socialista, en Chile.
Nos encontramos, es cierto, ante un amplísimo espectro ideológico y político, pero claramente escorado a la izquierda, con una clarísima preocupación social y un interés prioritario indudable por la suerte y las condiciones de las fracciones más desfavorecidas de sus pueblos.
Todos esos mandatarios deberán de coincidir en el ejercicio del poder al menos hasta 2010.
Sería conveniente que tan amplia mayoría de izquierda americana generara sinergias suficientes para lograr una rectificación en el rumbo político del continente, y para poner las bases para una política transformadora de la realidad social en el área.
Me parece que la Internacional Socialista debería de ocuparse del asunto, y aportar las ayudas y la solidaridad necesarias al efecto.
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