Dada vive
En el Parque del Retiro, de Madrid, suceden muchas cosas y se puede ver casi de todo.
Lo que narro a continuación le ocurrió a alguien que no voy a identificar, pero puedo asegurar que no se trata de una leyenda urbana.
Se encontraba el tal en pleno paseo higiénico y desentumecedor en el Parque dicho, cuando sintió la llamada de la naturaleza que, dada su educación, sólo podía atender en algun lugar específicamente preparado al efecto.
Lo intentó en primer lugar en unas instalaciones deportivas, las de La Chopera, pero desistió ante la vista del conminatorio cartel que rezaba: "Aseos estrictamente reservados a los usuarios de las instalaciones."
Renunció a discutir si el hecho de usar los aseos le convertía en usuario autorizado de unas instalaciones, y se dirigió a los aseos subterráneos que se encuentran en la esquina misma del estanque.
Allí le sorprendió un cartel pegado en la pared, pero como no se refería a lo esencial, se dedicó a ello y sólo después, no resistiendo el acceso de curiosidad, le preguntó al encargado de los aseos por la razón de la prohibición que decía así: "Estrictamente prohibido afeitarse en estas instalaciones."
Insiste el sujeto, que hace años que no se afeita, en que le causó la más honda perplejidad la respuesta obtenida: "Es que hay quien se lava los pies en la pileta."
Lo dicho, Dada vive, y además campa por el Retiro completamente a sus anchas.
Lo que narro a continuación le ocurrió a alguien que no voy a identificar, pero puedo asegurar que no se trata de una leyenda urbana.
Se encontraba el tal en pleno paseo higiénico y desentumecedor en el Parque dicho, cuando sintió la llamada de la naturaleza que, dada su educación, sólo podía atender en algun lugar específicamente preparado al efecto.
Lo intentó en primer lugar en unas instalaciones deportivas, las de La Chopera, pero desistió ante la vista del conminatorio cartel que rezaba: "Aseos estrictamente reservados a los usuarios de las instalaciones."
Renunció a discutir si el hecho de usar los aseos le convertía en usuario autorizado de unas instalaciones, y se dirigió a los aseos subterráneos que se encuentran en la esquina misma del estanque.
Allí le sorprendió un cartel pegado en la pared, pero como no se refería a lo esencial, se dedicó a ello y sólo después, no resistiendo el acceso de curiosidad, le preguntó al encargado de los aseos por la razón de la prohibición que decía así: "Estrictamente prohibido afeitarse en estas instalaciones."
Insiste el sujeto, que hace años que no se afeita, en que le causó la más honda perplejidad la respuesta obtenida: "Es que hay quien se lava los pies en la pileta."
Lo dicho, Dada vive, y además campa por el Retiro completamente a sus anchas.
Etiquetas: crònica
1 Comentarios:
Digno de Faemino y Cansado
Publicar un comentario
<< Home