30.3.07

Escándalo



Quizá la auténtica noticia hubiera sido que explicara toda la verdad sobre las tareas de prevención policial anteriores a los atentados, y más aún que la explicara respecto a las investigaciones policiales posteriores a los mismos, aunque la apoteosis de lo noticiable hubiera sido, sin duda, que la contara respecto a la actuación del último Gobierno del PP a partir del 11-M.

Todos esperábamos que se mantuviera en la misma postura que ante la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados y en todas sus declaraciones públicas a través de los medios de comunicación. No hay nada de nuevo en su adscripción ciega a la teoría de la conspiración universal.

Sin embargo, a mi modesto entender, resulta escandaloso que un ex alto cargo del PP, el que fuera Director General de Policía del último Gobierno Aznar desde 22 meses antes de los atentados, Agustín Díaz de Mera, aprovechara su declaración en un acto jurídico de tanta trascendencia como es el juicio oral de los atentados del 11-M para intentar sembrar la confusión, alegando la existencia de un supuesto informe posterior a su época al frente de la policía, del que dice que sólo sabe por referencias que está firmado por un hombre y una mujer, y que vincula ETA a los atentados.

Confiaba seguramente en la impunidad con la que hasta el presente han venido mintiendo todos los directores y los corifeos de la teoría de la conspiración, pero olvidó el lugar en que se encontraba y el carácter de una declaración testifical en proceso criminal.

La persistente negativa a revelar la supuesta fuente de la intoxicación, por más que se revista de impostados alegatos de defensa de la policía, no puede ocultar sus propias características: encubrimiento y reforzamiento de la intoxicación, y constituye además un insulto a todo el sistema legal y judicial al presuponer represalias sobre la ignota fuente, y la incapacidad de los jueces para proteger a los testigos, pese a la legislación existente al respecto que el desobediente Díaz de Mera no puede ignorar.

Las actuaciones judiciales en reacción a la conducta antijurídica del subordinado de Aznar son absolutamente impecables.

La imposición de una moderada multa de 1.000 €, lejos del máximo posible de 5.000 €, por desobediencia al Tribunal, al persistir en la negativa a decir o a escribir reservadamente el nombre de la supuesta fuente, supone una reacción de policía de estrados realmente dentro de los cánones.

El acuerdo del Tribunal de poner en conocimiento oficial del Tribunal Supremo el relato de los hechos de desobediencia del testigo Díaz de Mera es la consecuencia obligada de la pública realización de actos que pueden ser constitutivos de un delito de desobediencia, si no de falso testimonio en proceso criminal, en la variedad de favorable a los acusados.

Dada la condición de Diputado en el Parlamento Europeo, integrado en el Grupo Parlamentario Popular, compete en efecto al Tribunal Supremo la instrucción de la causa contra el desobediente y, en su caso y previo permiso parlamentario, el procesamiento y enjuiciamiento del mismo.

El sistema judicial e institucional ha funcionado frente al agravio cometido contra el mismo por Díaz de Mera, y debemos de confiar en que continúe funcionando en el Tribunal Supremo.

El escándalo, el auténtico escándalo, es que un Diputado europeo, un antiguo Director General de la Policía, crea que puede desafiar impunemente al Estado, al sistema judicial, para mantener contra toda evidencia la supuesta existencia de una trama conspirativa en los atentados del 11-M.

El escándalo es el desafío a la razón, a toda razón, de los voceros de la confusión, del enredo, de la mixtificación, entre los que se encuentra el desobediente Agustín Díaz de Mera.

(artículo publicado en laRepública.es)

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1 Comentarios:

Blogger Carlos dijo...

Ante esta grave falta de responsabilidad debería intervenir la autoridad de Mariano Rajoy (si es que la tiene) para algo más que opinar que Díaz de Mera “tiene que atender a los requerimientos”. Está en juego aclarar los puntos oscuros que se mantienen vivos a pesar del tiempo transcurrido sobre la masacre del 11M. Si se sigue negando la información y su fuente, el Partido Popular y algunos de sus líderes quedarán como fabricantes de una nebulosa. Serán juzgados por el futuro como unos señores que lanzaron insidias que no pudieron sostener, o que mantuvieron sólo para discutir el resultado de las elecciones. Y, respecto a Díaz de Mera, supongo que habrá tomado nota de algunas interpretaciones de su gesto: se empieza a pensar que ha inventado o exagerado su aportación a la teoría de la conspiración. Y esto es triste para un representante de España en Europa (debería plantearse el PP si merece tal responsabilidad, visto que es un hombre propicio a escurrir el bulto); y muy triste para un partido que aspira dentro de un año o de cinco años a volver a gobernar.

30/3/07 10:03  

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