La curvatura del mundo

Lleva tiempo Mar Solís haciéndonos ver la curvatura del universo, esa curvatura que con una calidad física increíble plasma en el acero, que doblega con toda la energía que desborda desde su interior.

Sus creaciones metálicas han ido creciendo en tamaño y en significado. Desde las frágiles estructuras de madera, dentro de las que se podía transitar sólo con la imaginación, hemos pasado a poder entrar realmente en su obra para vernos envueltos por la curva que sale de sus manos.

Ahora ha presentado obras en las que la curvatura, omnipresente, recupera un tamaño más modesto, como marco de escenografías cupulares góticas, en las que a la evidencia física del cambio que supone la curva, se añade el factor temporal que nos da el fuego. Fuego real, auténtico, de cera que arde y humea, y que hace variar en miles de combinaciones las distintas curvas del mundo, en las que se confunden el dato y la fábrica.

Esta vez llegáis tarde, la última exposición de Mar Solís, colaboradora habitual de la Fundación ArtSur se clausuró ya en la Galería Raquel Ponce, de la calle Alameda, de Madrid.

Esto no os ha de servir de excusa para no buscar por todos los medios sus obras. Seguro que las podéis encontrar, y luego ya no las olvidaréis.