Las verdades del barquero
Claras, contundentes, sencillas, indiscutibles. Así son las verdades del barquero, y así son las verdades que se contienen en el comunicado "Las cosas en su sitio" aprobado por la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE respecto a las inciertas, y me temo que mal intencionadas, afirmaciones de ciertos miembros de la jerarquía católica en el acto político que convocaron recientemente en las calles de Madrid.
En medio de tanta falsedad y falacia, resulta refrescante leer cosas sencillas, que ponen los puntos sobre las íes, y que - maravilla de las maravillas - no insultan a nadie, pese a lo que se destila desde la emisora episcopal, cuyo nombre me niego a citar.
En medio de tanta falsedad y falacia, resulta refrescante leer cosas sencillas, que ponen los puntos sobre las íes, y que - maravilla de las maravillas - no insultan a nadie, pese a lo que se destila desde la emisora episcopal, cuyo nombre me niego a citar.
No os quede duda alguna de que la lectura del comunicado, que además es breve, compensa de sobras el tiempo que se invierte en la misma.
Yo no dudo en recomendarlo. Si, encima, contribuís a difundirlo, miel sobre hojuelas.
Etiquetas: democràcia, Drets Humans, política
2 Comentarios:
Toda educación responde a una idea previa de lo que es la perfección humana, siempre se educa en función de unos ideales comunitarios y para que los ciudadanos sean mejores.
El ideal de perfección de la Iglesia nos ha conducido, no hace mucho, por los derroteros de una dictadura. Prefiero el ideal de ciudadano proclamado a los cuatro vientos por ZP...
Ánimo, compañero...
Estimado Sergio:
Yo matizaría un tanto tu opinión, pero sería mucho más largo que lo que cabe razonablemente en una respuesta a un comentario.
Sólo para abrir boca diría que considero que ciertas aportaciones históricas del cristianismo en el campo de la ética no son para despreciar en modo alguno. Pensemos por ejemplo en Erasmo y otros.
Creo que lo peor es la doctrina de cierta parte de la jerarquía católica, sobre cuyo grado de representatividad no voy a entrar por un par de motivos: el primero porque la Iglesia Católica no es una organización democrática, y es por tanto ajena al principio de representatividad; y segundo porque no pertenezco a ese club, y no me voy a inmiscuir en sus asuntos internos.
Enormemente sugerente es la idea que expones sobre ideal de perfección, que nos llevaría muy lejos, si tuviéramos espacio y tiempo para la discución calmada al respecto.
En una muy ligera primera aproximación, intuyo que lo de la perfección es muy complicado, y que tiendo a contentarme con la norma kantiana de conducta contenida en su formulación del imperativo categórico.
En cualquier caso, manifiesto que me considero personalmente ofendido por los que pretenden premiarme o castigarme por mi conducta ética, a la que me sujeto por mi propia y libre voluntad.
Ojalá podamos continuar esta conversación.
Un abrazo,
Jordi Pedret
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